martes, 29 de abril de 2014

De José Mª del Álamo a Antonio Porpetta


El pasado sábado celebramos una nueva tertulia en Gallos, tertulia que estuvo animada como últimamente  viene siendo habitual, con opiniones encontradas entre  tertulianos,  también como es habitual con el mayor de los respetos, precisamente estas controversias en nuestras opiniones son las que dan interés y  enriquecen los encuentros poéticos que realizamos periódicamente.



Comenzó José María del Álamo con la lectura de sus propios poemas que, aunque y como el mismo aseveró, no eran de creación reciente, circunstancia  que no fue óbice para que sus composiciones y su forma de recitarlas captaran de inmediato nuestro interés





El río
…El río es una fuente
perpetua de agua clara.
Una orilla de juncos
con rumor de sonrisas…

El río es una playa
de mil silencios rotos,
una eterna promesa,
un clamor de desdichas…



Con esta definición sobre el río, dio José María comienzo a su lectura, continuando con otro emotivo poema, en esta ocasión dedicado al poeta Manuel Pacheco.










A Manuel Pacheco (en memoria)

Tu cabeza es un océano
donde naufragan veleros:
En el fondo los tesoros
Fértiles del pensamiento.

…Tus manos son las raíces
que brotan del recio suelo:
Son tus versos como el fruto
de las ramas de tus dedos. 






Sueños

Mira la luna que viene
con cascabeles de plata,
anunciando que tus ojos
se funden con mi mirada…

…Hay un beso entre tus labios
que quiere levar el ancla
para fijar en mi boca
su residencia y morada…



Y así, uno a uno,  José María fue desgranando sus  poemas para deleite de todos los que tuvimos la suerte de poder disfrutar de su presencia en esta soleada mañana.





En el apartado de autores, Paqui Quintana, nos presentó la segunda parte de su trabajo
sobre el escritor Antonio Porpetta.

Se le veía a Paqui entusiasmada con la exposición de este trabajo y a veces hasta llegó a mostrar signos de emoción al leer versos de algunos de los poemas elegidos para la ocasión.



El loco.

La gente se reía…
de su torpe figura sin destino,
del zambo caminar de su mirada,
del invierno posado en su sombrero.
La gente se reía…
de la lucha del aire con sus manos,
de sus tercos zapatos de difunto,

de la humilde altivez de sus enconos…








El secreto.

Ya todos lo sabéis,
mas quiero recordaros
que el secreto es sencillo:
simplemente
hay que saber mirar,
aunque la luz nos duela en las pupilas…

…Después,
aprisionar en la memoria
ese raudal de  dádivas
que generosamente nos ofrecen
                                                                           tantas hondas verdades escondidas
                                                                          en la cumbre del tiempo y del espacio…


En el ambiente se percibía  el cariño con que Paqui había elaborado esta presentación, trabajo muy bien cuidado y  muy  completo como ya quedó reflejado en la primera parte, cuya presentación tuvo lugar en la tertulia del pasado día 22 de febrero. 

Y  si en esa ocasión Paqui  nos ofreció además de la poesía de Antonio Porpetta una detallada biografía del autor, en esta tertulia el tiempo del que disponía lo dedicó por completo a su obra.


El mar desde la ventana. 

En los años dorados, por la noche,
nos gustaba subir a lo más alto,
la torre que albergaba mi fábrica de sueños,
y al abrir la gran ventana para escuchar el mar
(un mar que no era mar:
Llamábamos así al amplio valle
Que los montes lejanos perfilaban)…
…Al surgir la mañana el mar ya no existía,
todo recuperaba su vasta somnolencia:
las ariscas montañas.
Los enebros, los robles, las encinas,
el cansado vaivén de los trigales,
y una paz melancólica y rural
que negaba el asombro

con su terca y opaca realidad…






Donde el poeta posa sus manos
en la cintura de la amada
y absorto permanece.
(De “territorio del fuego)

Estas manos que saben de antiguos paraísos,
de patrias escondidas donde la brasa impera,
de volcanes que cantan coronados de púrpura,
de riberas sedientas  y de ardidas oquedades…

…Estas manos amigas de los astros sin sueños,
                                                                           que levantan columnas y amansan unicornios,
                                                                          que dominan la espuma del yunque y la colmena,
                                                                          el milagro del prisma, la rebelión del mástil…

                                                                          Estas manos se tornan alfareras y humildes
                                                                          al posarse en el barro de tu exacta cintura,
                                                                         y modelan despacio su curvo manantío,
                                                                         su vuelo de gaviota, su respirar de nave…


Con este precioso poema de amor, Paqui dio por finalizada su intervención sobre Antonio Porpetta. 

Gracias Paqui, gracias José María por regalarnos una agradable mañana de poesía.



Fotos Eladio Méndez.




3 comentarios:

  1. Desde fuera observamos que vuestras tertulias son sobresalientes. Vuestros poemas muy sonoros y significativos.
    Un saludo cordial.
    Goriot.

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  2. Gracias por tus versos José Mari y gracias a Paqui por haber esperado pacientemente a poder completar su trabajo sobre este interesante poeta. Siento no haber podido estar. Un abrazo.

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  3. ¡Muchas gracias, Paqui! Da gusto tener lectoras y comentaristas como usted. Un gran abrazo y mi sincera amistad.

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