sábado, 26 de noviembre de 2011

POEMAS INFANTILES PARA MARÍA


TERTULIA DEL DÍA 19 DE NOVIEMBRE DE 2.011

“POEMAS QUE VOY GUARDANDO EN UN CAJÓN PARA MARÍA”

Este es el título elegido por nuestro compañero Francisco Javier Carmona Camarero para el trabajo presentado en la tertulia del sábado 19 de noviembre de 2.011. Acompañan al título unas graciosas ilustraciones y unos breves poemas dedicados a los niños. Y es que de eso se trataba, de deleitarnos con poemas para niños y adolescentes, procedentes de los más diversos autores y de distintas épocas.


Durante unas horas rememoramos aquellos felices días de la infancia en los que leíamos y memorizábamos poemas en la escuela y fuera de ella. Volvimos la mirada a aquel primer poema que nos impactó, a aquella primera experiencia con la Poesía. Durante unas horas, repito, los trajimos de nuevo a la vida, los rescatamos del cajón del olvido y gozamos con ellos.

“La media luna es una cuna” de Miguel de Unamuno; “Novia del campo, amapola” de Juan Ramón Jiménez; “Arbolé, arbolé, seco y verdé” de Federico Gracía Lorca;”Érase una vez” de José Agustín Goytisolo, son algunos ejemplos.




También hubo lugar para adivinanzas, romancillos y canciones populares, como “La tarara”, “Don gato”, “Romance de las tres cautivas”.

Cada uno aportamos poemas que, de algún modo, dejaron una huella profunda y grata en nuestra memoria. Francisco Javier Carmona nos habló largamente sobre el poema de Gerardo Diego “Romance del Duero”; nos dijo que la primera sensación que le despierta este poema al recordarlo sigue siendo la de una soledad intensa, como cuando era niño:

“Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja;
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.

Indiferente o cobarde,
la ciudad vuelve la espalda.
no quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.

…………………………..”


Él ahora, como padre, sigue disfrutando de este tipo de composiciones a través de su hija María, de tres años, a la que cada noche le recita o le lee. De este modo, noche a noche, se va llenando el cajón de las primeras lecturas de la hija de un poeta.

Terminó su exposición dándonos a conocer a una admirada escritora de literatura para la infancia, la extremeña Betriz Osés. Todos coincidimos en que sus preciosos poemas rezuman ingenuidad, fantasía y profundidad y están muy lejos de tratar a los niños como “tontitos”, tendencia por la que es muy fácil dejarse llevar en este tipo de literatura.

Para terminar, unos poemas de Beatriz Osés:

“EL SECRETO DEL OSO HORMIGUERO”

Cuando todos sueñan,
El oso hormiguero estornuda…
¡Escapad, escapad!

Entre las estrellas
Corren las hormigas.
¡Escapad, escapad!

No quiero que sepan
Que sois mis amigas.

“EN EL CIELO”

El viejo tigre
Me señala el cielo.

¿Ves las hormigas
Entre las estrellas?

¡Claro que las veo!
Son las hormigas
Que dejó escapar
El oso hormiguero.

Gracias a Francisco Javier por hacernos pasar una tertulia tan agradable.

Ana Mª Castillo Moreno

lunes, 7 de noviembre de 2011

LOS ACRÓSCOPOS DE ELADIO MÉNDEZ

“LIBROS ROMPEN CADENAS” 




                Así reza el exlibris de Eladio Méndez que suele encabezar sus trabajos. Esa es su seña de identidad y con la que, a la vez que lee, a la vez que escribe, este Prometeo va rebelándose contra las cadenas que este mundo nos plantea. 

                Su poemario titulado Acróscopos, 13 poemas acrósticos, en apariencia un mero juego literario, un ejercicio poético, no huye de esta seña de identidad. Eladio vuelve a rebelarse contra el determinismo falso e incomprensible del horóscopo, al que usa como trampolín de impulso para continuar con su tarea poética de estar al pie de la calle, al pie de los sentimientos y padecimientos más humanos. Eladio se plantea por qué dos personas nacidas en el mismo instante de la historia pueden tener destinos tan distintos en puntos tan diversos del planeta como la abundante Europa o el cuerno de África. Mientras nacía Bill Gates alguien lo hacía también en Ruanda. ¿A quién ignoró el horóscopo?

                Por eso comienza su primer poema, el poema 0 con el acróstico de la palabra “acróscopos” diciendo 

A veces, el poema surge del lamento
y lo cierra con un
Sí, a veces, el poema brota del dolor más cercano.

Y son dos afirmaciones que encajan perfectamente con la personalidad humana y poéticas de Eladio, alguien que busca la cercanía de ese dolor, para hacerlo suyo.



                El poemario fluye en el sentido natural del horóscopo, comenzando pues por Aries, un poema muy conseguido en el que se refleja la lucha de contrarios en una misma personalidad.

Arde la flor; en la lumbre de la aurora
Relinchan negros corceles,
Impacientes de espuelas y de bridas
Emergen de los sueños para con avidez
Sembrar sobre los páramos crepúsculos y albores.

                Sensual y romántico también aparece el poema Tauro, un poema donde el lector puede percibir sensaciones.

Trémulo y errante tu corazón persiste
Añorando la ausencia de caricias y sueños,
Ungido de esperanzas y de aroma a turquesas
Rememoras los días de los besos furtivos
Olvidando el dolor que suscita el recuerdo.

                Pero junto al dolor, el poeta busca la esperanza en este oráculo incomprensible con el poema a Geminis, quizá haya un destino común y bonancible, quizá algo que pueda hermanar a dos personas en Europa y en una favela brasileña, por poner un ejemplo.

Girando sobre el péndulo vidriado del destino
Encuentras el sosiego de un abrazo fraterno.
[…]

                Cáncer representa para el poeta la vuelta a la infancia, como el cangrejo siempre regresando, siempre caminando hacia atrás, y hacia el seno materno del mar que le protege.

[…]
En el agua maternal de la memoria
Reinicias una y otra, y otra vez tu nacimiento

                El poema de Leo, el más corto por imposición del nombre del horóscopo y a la vez, acaso el más profundo y conseguido, en mi opinión. Quizá el poema que más influye en el ánimo del lector. Si lo que quería era que el lector sintiese la carga, el peso, lo consigue con la repetición de sonidos, en la equivalencia buscada entre hombros y hombres, entre hombres y hambre. Imaginen una puesta de sol en un páramo tan horizontal como la vista permite y una pesada tierra cayendo sobre los hombros humanos.

La puesta de sol ha puesto en un ataúd la tarde,
En los hombros de los hombres una carga insoportable
Ofrenda para los dioses, para los hombres, el hambre.


                En Virgo aparece lo inocente y claro para apagar fuegos. Es, de nuevo la esperanza, acaso la luz en la oscuridad.

[…]
Ruiseñores de espumas para saciar el llanto
Germinan de tus labios como albórea palabra.
[…]

                En los siguientes cuatro poemas quizá se observa cómo el poeta va siendo víctima de la dictadura del acróstico. Eladio lucha contra ella, alargando el verso, posiblemente, a veces, de manera innecesaria, queriendo matizar hasta el final, buscando la expresión más exacta posible. Entonces el poema se resiente en el ritmo y pierde naturalidad. La regla que impone cada primera palabra de cada verso, en ocasiones, ayuda al poeta a iniciar con fuerza cada línea, dejando que fluya a su modo el resto del verso, mientras, en otras ocasiones, constriñe y obliga en exceso. Pero eso no es obstáculo para encontrar expresiones tan logradas como

Baladas como cuchillos suenan en la amanecida (Libra)

Oropeles que forman anónimas siluetas en delirios de niebla (Escorpio)

Incólume, transitas de la lluvia al trigo (Sagitario)

Acariciando el hueco de la palabra ausente (Capricornio)

                Se trata de poemas con un mayor contenido reflexivo. Escorpio podría merecer un poema sin el corsé del acróstico, podría llegar mucho más lejos de los ocho versos del signo. El comienzo, con un primer plano casi cinematográfico, y el tema de la dualidad de sentimientos y destinos, promete algo más que esos ocho versos.

Ese hombre, henchido de amargura, de cerrazón y furia,
Se derrama sobre el viento que habita en pálpitos de humo
[…]
Pero ese hombre también sueña con el vértice azul de la mañana
[…]


                Esta colección de poemas se cierra con dos poemas diáfanos y directos. El primero Acuario refleja la imagen del agua como creadora de vida. Sus imágenes lo muestran todo.

Abrió sus ojos a la escarcha fulgente.
Cuando la luna clara al almendro corona
Un temblor de placentas precipitó la vida.
A la vez que su llanto se tornaba de plata
Relucían como astros las lágrimas maternas.
Imaginando besos y caricias de armiño
Obsequió a la mañana la candidez del llanto.

                El poema último, Piscis, es una fotografía realista, un dardo directo a quien no se imagina que hay otra tierra, otra gente y otro dolor y pone como ejemplo una realidad. El poema tiene un toque de prosa poética que no desmerece en ningún momento la creatividad y el mensaje del autor.

Pongamos, por ejemplo, que transitas por el velado tiempo de la
Infancia. Por ejemplo, que hay niños de todos los confines durmiendo
Sobre huérfanos destellos, comiendo sin mesura, a pedazos, el hambre,
Caminando sin rumbo hacia el espejo cóncavo de la ausente memoria.
 Inevitablemente te verás reflejado en un salobre torrente de pupilas,
Sabrás entonces, del secreto dolor, que causa el desamparo.

                Acróscopos ha sido una osadía de Eladio Méndez; una rebelión ante el determinismo absurdo de un horóscopo traducido a palabras por los hombres, rebelión ante el determinismo autoimpuesto con la forma del poema, rebelión ante el determinismo social que ciertas sociedades, personas, regiones imponen sobre otras en el mismo planeta, en la misma casa.


                Libros rompen cadenas. No lo olviden. Crear letras, páginas, libros, como hacen los poetas, como hace Eladio, es otro golpe de martillo más contra las cadenas.

                Gracias Eladio por tu nueva osadía.


TEXTO: Javier Carmona