domingo, 21 de noviembre de 2010

"El poema y la espada"

Este sábado pasado, en la tertulia de Gallos Quiebran Albores los tertulianos hemos disfrutado de la magnífica exposición de Francisco Javier Carmona sobre Garcilaso de la Vega. Su trabajo lo titulaba "El poema y la espada" y en él mostraba, de forma magistral, al gran poeta del Renacimiento, la humanidad y la lírica del escritor amante. Realmente fue maravilloso el paseo didáctico que, Francisco Javier, nos dió por los sonetos de Garcilaso. De interés también fueron las citas contextuales que traían a la palestra al gran Petrarca. Fueron muy emocionante la lectura de los versos endecasílabos de Garcilaso, poemas que nos acercaron al sentimiento idealizado del amor.
Garcilaso, tal y como Javier nos lo presentó, es un punto importante en la lírica española que nuingún escritor o lector de poesía q
ue se precie, debería olvidar. Hacía tiempo que no me acercaba a los clásicos y esa mañana, con la lectura de este gran autor de la lírica castellana, Javier Carmona nos ha empujado a desempolvar la poética clásica de los estantes de la biblioteca.

Interesante ese gran poema que, en adelante, daría paso a las estrofas de heptasílabos y endecasílabos combinados en número de cinco versos.

a- Si de mi ba ja li ra (7)
B-tanto pudiese el son que en un momento
a-a pla ca se la i ra (7)
b-del animoso viento (7)
B-y la furia del mar el movimiento.

La exposición terminó con la Églogla de Miguel Hernández recordando a Garcilaso.
Interesante las citas que Javier nos trajo con este trabajo, especialmente un artículo de Fco Javier Diez de Revengo titulado "Garcilaso y la poesía española contemporánea".

En estos momentos quiero hacer mías esas palabras de Alberti:
"Si Garcilaso volviera,
yo sería su escudero;
que buen caballero era."

martes, 9 de noviembre de 2010

Tertulia con Francisco José

Grupo de tertulianos que el sábado pasado asistieron a la tertulia de Gallos Quiebran Albores celebrada como es habitual en la biblioteca pública Jesús delgado Valhondo de Mérida.

En el juego del ajedrez, el enroque, es el movimiento defensivo en que el rey y la torre del mismo bando cambian simultáneamente su posición para asegurar la defensa del primero.
Dislexia es la dificultad o incapacidad para comprender lo que se lee.
Cuando escuchamos de viva voz el título del trabajo que nos presentó Francisco José Martín, algunos de los presentes tuvimos la sensación de padecer una dislexia auditiva transitoria, pero enseguida hicimos a modo de jugada de ajedrez un enroque con la primera R y la primera E del título, esto unido a la explicación que posteriormente nos dio el autor con respecto al mismo, disipó todas las dudas si es que aun quedaba alguna.

PREVERSOS
Ya con este en principio sorprendente título, intuíamos la enjundia que podía tener el trabajo poético presentado por el compañero tertuliano Francisco José Martín y en efecto no nos equivocamos.

A la pregunta de uno de los tertulianos de porqué ese título, Francisco José comentó que no había otra razón que la de que los poemas no estaban cerrados, que necesitarían de alguna nueva revisión.

Quién soy yo,
sino un aprendiz que pauta
sobre lienzos antiguos
minifundios de intenciones.

Quién soy yo,
Sino un vientre
De posibilidades

Esta es la presentación que a modo de poema, el autor nos muestra en la portada del cuadernillo realizado con motivo de su primera lectura en la tertulia de Gallos.
Ya de principio, el poeta muestra su honestidad literaria declarándose aprendiz de una disciplina en la que comienza a indagar sintiéndose sementera de futura poesía.

Comienza su disertación haciéndonos participes de algunas íntimas reflexiones literarias: en el rincón más oculto de mi alma literaria guardo celoso como un niño asustado, primerizos garabatos poéticos…

…Luego revuelvo y escondo, preversos que se dejan vencer al paso del tiempo, como si de una delicada y extraña planta se tratara… Continúa diciéndonos.

“Unos ojos que callan” Duro poema en el que el autor nos muestra una triste y cruda realidad, realidad que no es otra que la violencia gratuita que algunos machistas y misóginos acometen contra las mujeres tan solo por el hecho de serlo.

Unos ojos que callan

Unos ojos que callan,
una boca cosida por el dolor.
Rostro perdido en deseo apagado,
cardenales invisibles,
lastre de lo femenino.
Ella no duerme, titubea en las sombras,
sentada sobre el diván de la locura.
Ella calla, calla cosida
a la desgracia del deseo.

Son las dos, demasiado tarde.

Mujer de número desconocido
En la antesala de la violencia del hombre.

Francisco José, con una lectura pausada y amena, nos va desgranando uno a uno los preversos que contiene el cuaderno y con atención expectante va anotando en su agenda mental los comentarios que los tertulianos aportan a la lectura de los mismos.

En el metro

En el metro
a las seis
de la tarde
nadie habla
no se miran
no se escuchan.
En el metro
un silencio
perenne
a las seis
de la tarde.

Tanto en los poemas cortos, como en
los más colmados de versos, se pueden apreciar en su conjunto una lírica no exenta de sentimientos y musicalidad, aunque como el mismo autor señala, son preversos y por tanto susceptibles de mejoras, aún así algunos de los poemas impresos en este cuadernillo suscita deleite en el lector.

¿Quién conmigo va?

¿Quién conmigo va?
A descubrir la magia
que acompaña la vida.

¿Quién conmigo viene?
A construir el camino
Que merodea el porvenir.

…Ese quien les dio vida sigue siendo un feliz aprendiz que llega a poco, más que a su voluntad y a su contenida certeza en la que exclama a diario que llegarán los días venideros cargados de sapiencia y aprecios formales…

Así concluye su intervención Francisco José, invitándonos a tener un poco de paciencia y prometiendo no cejar en el empeño que supone seguir indagando en los secretos del verso para intentar sorprendernos en futuras lecturas. Cuestión que estoy seguro que conseguirá.

Enhorabuena Francisco José por tu exposición.

Eladio Méndez.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

perito en lunas




A Miguel Hernández, de quien aprendí a amar la poesía.


A este perito en lunas
que correteó por la huerta
de los versos y dejó herida la mañana
cuando el rayo que no cesa lo partió en dos.
Su sombra caracolea entre los vivos
y su alma se funde, universo arriba,
con todos los habitantes de aguas y gallos
del planeta.

A este que no tuvo tiempo de despedirse
del sol y de los trigos sino de alimentar
la tierra que otro día amortajara a aquel
con quien tanto quiso. A Miguel, poeta
de todos, que se precipitó en la sombra
buscando la luz que le huía
mientras palpaba la sangre de cebolla
que le amamantaba.

Generosos versos de silbos vulnerados
se vuelven semillas de otros hortelanos,
de otros fabricantes de palabras,
de otros labradores que con dientes y puños
enhebran este surco de ausencias
donde la flor del instante se hace tiempo
y la herencia del fuego se hace amor,
vida y muerte aun tiempo.

Y así, vuela el corazón entre versos,
entre canciones que van
del principio del alma a la boca
haciéndose sentir entre los vientos
del pueblo
y que asciende como palmera
a la orilla de todos los desalientos.

A ti, poeta, rayo de sol que no nos dejas
pero sí a la sombra vencida, que te fuiste
con los ojos abiertos besando estrellas.

martes, 2 de noviembre de 2010

Con tres heridas

Miguel Hernández, llegó a Orihuela con tres heridas, con tres heridas que lastró a través del tiempo y durante toda su intensa y corta existencia física, con tres heridas, que más que impedirle realizarse como persona, le encumbraron al Olimpo de lo inmortal.
Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida.

La del amor, eternamente abierta se la ofreció a Josefina, su novia de siempre, su musa, herida abierta a las caricias, a la ventana de los besos, a la candente entrega del deseo, receptiva al amor, oferente al deleite, a la entrega, abierta a los suspiros y al abrazo fecundo.
Herida, que ni el dolor opaco de la separación logró cauterizar.
Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida.

La de la muerte, herida que pronto ascendió desde las abarcas del poeta a su frente de luna, herida que arrastró por las tenebrosas cárceles franquistas.
En Moura es vejado y detenido por los guardiñas secuaces de Salazar, quienes cargaron como una inmensa cruz, la herida de la muerte sobre la espalda del poeta del pueblo, de esa herida ya no logrará Miguel deshacerse.
Esa herida fue compañera inseparable del poeta, por las cárceles de: Huelva, Sevilla, Madrid, Orihuela, de nuevo Madrid, Palencia, como martillo sobre yunque otra vez Madrid, Ocaña, Albacete y Alicante. (Algunos llamaron turismo carcelario a esta infamia.) Y fue en Alicante donde la herida de la muerte consiguió anidar por fin en el cuerpo de Miguel.
De su cuerpo yacente germinaron caricias como inmensos poemas, poemas, que crecieron más allá de los libros, más allá de juicios fingidos, de cárceles sombrías, poemas, como ecos infinitos que braman sobre la conciencia de sus asesinos, ecos como viriles toros que envisten contra miedos y olvidos abriendo en la boca del silencio la herida de la muerte.
Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida.
La de la vida, esta herida, llega a la grupa de un radiante corcel que galopando a través de la esperanza, abreva en los corazones de la inocencia y se nutre de la semilla temprana de la luz.
La herida de la vida, es fecunda, solidaria, no hay que temerla.
Si te hieres de amor, esperanza o justicia, siempre será venturosa la herida.
Qué herida puede ser más bella que la elegía a Ramón sije: No hay extensión más grande que mi herida, dice Miguel, en esta bella composición. Sabemos del dolor que producen los reveses de la vida, sin que por ello ignoremos que esta llaga dolorosa, nos hace sentir vivos.
Llegó con tres heridas a modo de poemas blandidos en su pecho.
Es un triste poema el tren de los heridos. Como triste es la guerra.
Sus desiertas abarcas colmadas de tristeza en la noche esperada, son un triste poema.
Y una gota de lluvia es un triste poema si corre por el rostro de algún niño yuntero.