lunes, 2 de diciembre de 2013

LUIS ÁLVAREZ LENCERO, escultor de palabras y poeta del hierro

Así tituló José María del Álamo su exposición el sábado 29 de abril de 2000. Y no me he equivocado de fecha. José María, uno de los miembros fundadores de este grupo de amigos, quiso este pasado sábado 30 de noviembre, actualizar su exposición y brindársela a quienes no estuvieron presentes en aquel día. Este 10 de junio pasado hizo 30 años ya del fallecimiento de uno de los artistas (en su más amplio sentido) más importantes de Extremadura y por supuesto su nombre no podía faltar en nuestras tertulias. 

El trabajo de Del Álamo trascendió lo literario, al haber estado cercano a él, a su obra y a su familia, en los últimos años de su vida. Entre puntos aparte y paréntesis José María glosó la figura humana con anécdotas, historias y hechos vividos en primera persona, que gracias a que se trató de tema único de la mañana, pudimos paladear despacio. 

Continúa leyendo haciendo click en 


Comenzamos leyendo Voz de poeta el poema que Del Álamo dedicó a Lencero a su muerte:

Rezumiendo tu voz en roble humano,
alimentando a gritos esta tierra,
edificas a versos, sierra a sierra,
donde cabalga tu talante hermano.

Has cavado mil surcos con tu mano
en papeles doliente: ¡No más guerra!
ha gritado tu voz y "Vietnam" fierra
tu hierro poderoso, casi humano...

Has sembrado palabra en el secano
corazón de la yerta Extremadura.
Has levantado a golpes de bravura
una razón de ser una esperanza
de retorno al apero de labranza
de los que mueren presos en lo urbano.

(Espero que esté bien copiado, pues José María nos contó que fue publicado con erratas en el Diario Hoy, prueba de que no solo no es fácil escribir buena poesía, es difícil hasta copiarla).

Y posteriormente pasamos cada miembro de la tertulia a leer uno por uno los poemas de la antología que nos preparó José María, donde encontramos versos tan limpios como los encontrados en la Carta a María Fe:


"Pero ven y no tardes. La vida hay que beberla
sembrando de alegría los surcos de las penas
y olvidando las uñas de todos los rencores [...]"


Lencero era un poeta de la tierra, de la palabra con peso, sin olvidar la poesía (¡qué difícil es conseguir esto!). Decía en el poema En carne viva, definiendo su certeza vital apasionada y su deseo de encontrar a Dios:






[...] 
 No comulgo con ruedas de molino
y enciendo en el amor mi dentadura
[...]
Hombre crucificado en grandes alas.
Royendo mi esqueleto una espantosa

hambre de Dios que el alma me acuchilla
por la buenas, Señor, o por las malas,
hasta echarme de bruces en la fosa.

Luis no era el fingidor de Pessoa, sino el hombre reflejado vivamente en el poeta

"[...] Un poema es un HOMBRE en carne viva.".

Como aparece también en Juan Pueblo, ante la represión de la palabra.

[...]
Dice versos encima de una peña. 

-Encima de una lágrima- 
¿Y se empeña 
en contestar? ¡Silencio! ¡Yo no afronto 
las palabras de un loco, porque monto 

en fuego y fusil! ¡El santo y seña!.
[...]

Si es verdad que la poesía nos iguala a todos, como quiso Manrique muchos siglos atrás, esto es más verdad en la poesía de Luis Álvarez Lencero, incluso una alpargata muerta puede ser objeto del poema en su más bella expresión en Llanto por una alpargata muerta:

[...]
Y estás muerta, lo sé, sueñas tu vida
de paloma de tela cenicienta,
sin una flor que alumbre tu mugrienta
carne de saco huérfana y podrida.
[...]

Pero para imágenes las que aparecen en el poema El hambre, el cual no me resisto a glosar entero. Jamás vi mejor definición que pudiera llegar mejor al interior de un lector, haciéndole mella en carne viva:

Recoged esta angustia poblada de caminos
de labios que se abren como alas al viento
precipitadas uñas de airados torbellinos
que implacables y oscuros arrastran al hambriento.

Hay lágrimas que empujan casi diariamente
desde el hueso más hondo del hombre desolado
una pena de lobo sangrando en cada diente
y un ladrar de mastines en la sal del costado.

Qué sencillo es el barro del que no come nada
del hombre que se arropa la voz con un mendrugo
golpeando las puertas con la mano gastada
de sufrir paso a paso la voluntad del yugo.

Le arañan las raíces dela leche primera
que el pezón de una madre le vomitó en la boca
y empuña con el alma la más sucia bandera
de ser un triste barro y el corazón de roca.

El hambre es como un olmo que crece hasta la muerte.
Se calienta con sangre y se nutre de llanto.
Echa ramas al aire y en el tiempo se vierte
y se tumba en un hoyo de cualquier camposanto.

La levedad del hombre ante un Dios que no termina de aparecer acontece frecuentemente en su poesía, como en el último terceto del poema Agonía:

[...]
Ya ves, no somos nadie, compañero:
Pobre gota de luz pisoteada
que Dios recogerá tarde o temprano.

Así como en el poema con el que José María del Alámo cerró la antología, Que no me lloren tus besos:

[...] 
Que no me besen tus ojos
cuanto me arropen con tierra:
Por un puñado de estiércol
¡llorar no vale la pena!

Poeta y escultor, decía Luis: "No he pasado desde una arte a otro. Soy poeta por encima de mi propia vida y de mi propia muerte. Camino. Empuño la poesía desde este río de mi sangre, por y para el pueblo. [...] Llevo sobre un hombro a mi madre la Poesía. Y sobre el otro, todo el peso, la sensibilidad y el lenguaje de mi escultura férrica. [...] Poeta y escultor con toda mi savia ibérica..."

Y seña de su poético ejercicio de escultor, su escultura Vietnam, felizmente recuperada para Mérida en aquel día de lluvia sobrevenida. 
 





Gracias a José María por volvernos a traer este nombre inolvidable de hierro y verso.


Texto: Fco. Javier Carmona
Fotos de la tertulia: Eladio Méndez
Fotos de Vietnam: www.dialectus.com


4 comentarios:

  1. Seguro que estuvo interesante y ameno. Lo que acabo de leer me encanta, desde el poema de José María del Álamo dedicado a Álvarez Lencero hasta los tan queridos y admirados versos del propio homenajeado. Sentimos sinceramente no poder asistir, pero teníamos un compromiso previo ineludible. El próximo día, si Dios quiere, estaremos en la tertulia. Nuestro abrazo a "Gallos".

    ResponderEliminar
  2. Mi recuerdo a nuestro poeta Luis Álvarez Lencero y felicitaciones para José María del Álamo por devolvernos el sentimiento del gran poeta extremeño.
    Varias veces he dejado comentarios y no han salido publicados...espero que esta vez se haga efectiva dicha publicación.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Disculpa Goriot. Últimamente ha habido ciertos cambios en la dirección de nuestra tertulia y la administración de este blog por lo que este blog ha estado abandonado unos meses sin que nadie moderara sus comentarios. No obstante, los comentarios que no aparecieron en su momento han sido publicados aunque con retraso, en atención vosotros. A partir de ahora no habrá problemas, puedes comentar sin problemas, te lo agradecemos especialmente.

      Eliminar
  3. Esta vez quedo informado. Gracias.

    ResponderEliminar