El pasado sábado 28 de
abril, nos juntamos unos pocos tertulianos para lo que creíamos una
presentación de José María del Álamo, pero finalmente no pudo asistir por
motivos de salud.
Para el final, Jesús
Mendo seleccionó dos poemas que ponen la guinda a un pastel delicioso. Con
“Hasta luego” el poeta chileno se jacta de sus enemigos con el socarrón y
burlesco verso que le caracteriza, les indica el camino donde terminarán,
apercibiéndoles de sus dientes y muelas. Con lenguaje quijotesco desembocamos
en “Epitafio”, donde se retrata físicamente como un mediocre hombre alumbrado de
ironía y falto de fe, medio tonto y en cierta manera camaleónico. Una muestra
más de la inteligencia y buena pluma que atesora Nicanor Parra.
Os dejo aquí el video de la entrega del Premio Cervantes, donde sin
quererlo o queriéndolo, una vez más su ironía le lleva a ser él en la piel de
su nieto. Todo un maestro.
Suso Díaz
Y allí estaba Jesús Mendo
para suplir la ausencia con un trabajo sobre el poeta Nicanor Parra, que era
noticia al recibir esa semana el premio Cervantes.
Como es habitual, empezamos
con el repaso de algunas novedades que afectan al colectivo o que tienen que
ver con la poesía. Luego nos dejamos llevar
por el verso del chileno, que no tardó en engancharnos a todos con comentarios
sobre esas imágenes de poesía y antipoesía de las que el poeta es un maestro.
Aprovecho la hora del
almuerzo / para hacer un examen de conciencia ... Responde sol oscuro / ilumina
un instante / aunque después te apagues para siempre. Con este primer poema de
los escogidos, el diálogo nos lleva a la conclusión de que el poeta no solo
pone de manifiesto el paso del tiempo, más bien recrea la brecha que se produce
por ese hecho irremediable.
Luego el tono sarcástico
se preña de metáforas y nos adentra en un poema hermoso como es el que titula
“Cambios de nombre”, para llevarnos a un océano de colores y sonrisas, y
adueñarse sin quererlo de nuestra empatía.
“Cartas a una desconocida”
es la bella recreación del indolente y sagaz paso del tiempo, de la suma que
propicia el declive y la pérdida de la capacidad, pero no la necesidad de
seguir preguntándose.
Dulce vecina de la verde
selva / huésped eterno del abril florido / grande enemiga de la zarzamora /
Violeta Parra. Con estos versos empieza el poema “Defensa de Violeta Parra”,
que es una elegía a su hermana, un hermoso sentido y largo reconocimiento de
una flor que se marchitó prematuramente.
Seguimos con los
recuerdos que el poeta plasma de esos amores reales o irreales, que no dejan de
ser un sueño construido de
imágenes distorsionadas por el tiempo, impregnadas por el recuerdo y la
necesidad de sentirse vivo. Dice: “Juro que no recuerdo ni su nombre, / más moriré
llamándola María.
Qué es el hombre / se
pregunta Pascual: / Una potencia de exponente cero. / Nada / si se compara con
el todo. La nada y el todo se proyecta en el pensamiento como la realidad
tangible e inevitable del ser humano. Pensamiento filosófico o duda, que el que
duda existe.
En otro de los poemas de los muchos en los que habla de mujeres, las retrata a su modo y manera, con
el sarcasmo que le caracteriza va surcando los versos con su melodía
embriagadora para confesar que ellas “terminarán sacándole de quicio”.
Tal vez el secreto de la
longevidad sea reírse de la propia muerte, y retratarla así: Me parece que el
éxito será completo / cuando logre inventar un ataúd de doble fondo / que
permita al cadáver asomarse a otro mundo. La ironía y la sonrisa son antídoto
para relajar al corazón, válvula de escape para el ruido mortecino que inunda
las mentes.
Suso Díaz
Una vez más nuestro compañero Suso logra sorprendernos gratamente al realizar un exquisito comentario sobre la tertulia, en esta ocasión dedicada casi por accidente a Nicanor Parra y que tuvo a bien presentarnos Jesús Mendo.
ResponderEliminarAdemás de retratar literaria y fidedignamente lo que fue la misma, nos regala varios archivos sonoros con poemas de Nicanor Parra, e incluye, una canción de Violeta, poniendo la guinda con un estupendo video del discurso de la ceremonia de entrega del premio Cervantes, leído por Cristóbal Ugarte, nieto del autor de “El hombre imaginario”.
Gracias Suso por este trabajo y no dejes de sorprendernos.